En el telediario de hoy, me ha llamado especialmente la atención una noticia sobre un joven con síndrome de Down que ahora es profesor. Pablo Pineda, así se llama, es un joven que ya tiene una carrera y le faltan sólo cuatro asignaturas para tener otra. El caso de Pablo podría ser una historia común, pero está muy lejos de serlo ya que es la primera persona con síndrome de Down que obtiene un título universitario en la Unión Europea. Y eso no es todo... Este español ha dado su primera clase.
Esta noticia es de las pocas que me hace sentir gran satisfacción porque una vez más queda demostrado que con esfuerzo y ayuda se puede llegar muy lejos. El caso de Pablo es un claro ejemplo, aunque como él mismo relata en algunas de sus entrevistas son muchos los obstáculos que ha ido encontrando a lo largo de su vida. Sus propios compañeros y profesores de instituto no creían en él, pero Pablo no se cansó ni se cansará de repetir que es una persona normal.
Es una triste realidad, pero todavía existe miedo a la diferencia. Vivimos en una sociedad aún cerrada a lo diferente que no tiene interés alguno en conocer, en vivir, en interesarse por aquello que es diferente.
He tenido la suerte de vivir en primera persona la integración de personas con síndrome de Down en mi trabajo, y he aprendido que estas personas entienden mucho más de lo que pensamos. El caso de Pablo es claro ejemplo para aprender que debemos dar oportunidades a todos y asumir que todos somos capaces de dar y enseñar sin importar nuestra condición, raza o ideología.
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